CAPÍTULO 6
A los dos días de navegar, llegaron a Alejandría, famosa
por Faro, su palacio de los reyes Ptolomeos (cuyo última) representante fue
Cleopatra VII, el templo de Neptuno
y el “Serapeion” (la plaza más
grande de Alejandría coronada por la columna de Pompeyo).
El barco llegó a puerto y Mario, Claudia, Estéfanos y su
esclavo Mario abandonaron la nave.
Claudia se entretuvo mirando unas telas en el mercado del
puerto, y enseguida marcharon hacia el palacio real de los Ptolomeos.
En el trayecto les llamó la atención que las puertas se
abrieran hacia fuera y que los templos tuvieran trece escalones y no doce como
era tradicional en Roma.
Mientras se dirigían al palacio real donde les esperaba
el gobernador, Claudia se interesó por
las circunstancias de la muerte de Cleopatra y la famosa biblioteca de
Alejandría que ardió hacia ya varios
siglos.
Estéfano les estuvo aclarando cuestiones sobre la muerte
y sobre el incendio de la biblioteca.
Por fín llegaron al palacio, y una vez vencida la
superstición de los trece escalones accedieron a él por la puerta de servicio.