CAPITULO II
El tiempo era
agradable en Pompeya, lugar donde se respiraba la primavera y donde vivían
diferentes pueblos: Etruscos, romanos, cartagineses,....
Manio decidió llevar
a Claudia a ver la representación de "Los suplicantes" del ESQUILO,
el dramaturgo favorito de ella, la cual conocía los argumentos de las obras de
muchos dramaturgos griegos y latinos, ya que había vivido en un ambiente de
lujo donde se representaban las obras teatrales.
A Manio, lo le
gustaban los teatros porque normalmente olía mal y existían muchos detalles que
hacían odioso el teatro.
Durante la
representación de la obra se oyó un voz que decía:
"ESTÁ
MUERTO", lo que provocó que la gente corriera hasta la salida.
Claudia se fue a casa
y él se acercó al lugar donde estaba el muerto. Allí también estaba la policía.
Como era hijo de un
senador le dejaron quedarse allí.
Parecía que el muerto
había sufrido un ataque al corazón pero antes, había intentado escribir algo en
el suelo, un jeroglífico.
Según
Estefanos (el griego),
el muerto se llamaba
Siamon, y era egipcio.
Fue el griego
quien leyó lo que estaba escrito en el suelo:
KEESRS TIBARSA, que
se traducía como CÉSAR TIBERIO.
El griego, sospechaba
que Siamon había sido envenenado y la policía lo tenía que comprobar.
También contó a Manio
que debía entregarle un documento al muerto relacionado con los jeroglíficos de
la tumba de Benerice y que Siamon temía por su vida.
El emperador Tiberio
tenía mucho interés por estos jeroglificos de Benerice ( La divina ), porque a
Tiberio le gustaba la mucho la Astronomía, tal y como le contó el griego a
Manio.
Éste le pidió al
griego que si podían acompañarle a él y llevar a Claudia a la isla de
Capri, para ver a Tiberio y hablar sobre el jeroglífico .