CAPÍTULO 10
Estefanos , Manio y Mario, gracias al barco que Lucio
Gelio había puesto a su disposición, zarparon rumbo a Asuán.
Durante ocho horas
remontaron el Nilo con ayuda de una vela rectangular hasta que el viento
amainó. Media docena de asnos les remolcaron hasta la cantera de Tura, de donde
había salido el mármol del faraón Kefren.
Visitaron la cantera y las pirámides de la meseta de
Gizeh.
Acamparon cerca de la pirámide de Kheops.
A la mañana siguiente prosiguieron el viaje haciendo la
parada más larga en Tebas, donde se dirigieron al oráculo de los colosos de
Memnón.
Estefanos les convenció para que consultaran el oráculo.
Los tres formularon la misma pregunta que era si tendrían éxito en su misión.
El oráculo les contestó en griego con voz masculina de
distinta manera a cada uno.
Cuando salieron un joven les tradujo las respuestas del oráculo.
A Estéfanos le dijo algo incorrecto para
que cometiera un error. A Manio le dijo que triunfaría por encima del
dolor y de las dificultades y a Mario que tuviera cuidado para no confundir la
fortuna con la arena del desierto.
Por fín llegaron a Asuán y después en la ciudad de File, Mario se separó de ellos. Los otros dos, Manio y Estéfanos se
dirigieron hacia a la tumba de Benerice.